La primera impresión: lo que vemos, lo que juzgamos, lo que aún no conocemos

01.06.2025


La primera impresión: entre lo que damos y lo que creemos ver


Dicen que no hay segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

Y aunque esta frase tiene algo de cierto, también puede volverse una trampa: ¿qué pasa si un día no estamos "en nuestro mejor momento"? ¿Y si la otra persona nos mira desde un lente que no tiene que ver con lo que realmente somos?


Vivimos en una sociedad que valora la apariencia, la presencia, la imagen. Pero la primera impresión no debería ser una sentencia: debería ser un punto de partida, un primer gesto, una invitación a descubrirnos.

Sí, la primera impresión importa… pero no lo es todo

Cuando conocemos a alguien, nuestro lenguaje no verbal habla primero:

la postura, el tono de voz, la mirada, la energía con la que entramos a un lugar.

Todo eso comunica mucho antes que nuestras palabras.

Desde la imagen personal y el coaching, sabemos que tener presencia es tener conciencia de ti misma: de cómo te presentas, cómo te expresas, cómo te sientes en tu cuerpo.

Dar lo mejor de ti en un primer encuentro no es forzarte ni aparentar.

Es alinear tu intención con tu expresión.

Es estar ahí, disponible, presente, coherente.

Pero también… no todos los días son iguales

Y eso está bien.

Hay días en los que nos sentimos radiantes, y otros en los que estamos más hacia adentro.

Días en los que fluimos con seguridad, y otros en los que cargamos procesos internos.


La imagen auténtica no se trata de estar siempre impecables.

Se trata de estar en sintonía con nuestra verdad.

Y eso incluye el permiso para ser humanas, vulnerables, variables.


Los prejuicios que traemos puestos


Así como cuidamos lo que proyectamos, también es importante revisar desde dónde miramos a los demás.

Muchos de nuestros juicios automáticos no son realmente nuestros: vienen de lo que vimos en casa, en nuestra cultura, en los medios.

¿Alguna vez has pensado o dicho "esa persona no me dio buena espina" sin conocerla realmente?

¿O has descartado a alguien por cómo se viste, cómo habla o cómo se mueve?

🌀 Ahí es donde entra la inteligencia emocional y el mindfulness:

Observar sin juicio. Estar presentes. Preguntarnos:

¿Estoy viendo a la persona o mi idea de ella?

Una invitación al cambio

Si queremos generar vínculos más humanos, más reales, más conscientes, necesitamos empezar por revisar nuestras propias lentes.

Y eso no se hace con exigencia, sino con honestidad y curiosidad.

Te dejo algunas preguntas para ti:

• ¿Cómo me presento cuando conozco a alguien por primera vez?

• ¿Qué imagen quiero dejar… y por qué?

• ¿Qué prejuicios reconozco en mí? ¿De dónde vienen?

• ¿Qué pasaría si me abriera a mirar con más compasión y menos juicio?

• ¿Estoy dispuesta a descubrir lo que hay detrás de la primera impresión?

Conclusión: impresión sin presión

La primera impresión es importante, sí. Pero más importante es la impresión que dejas cuando ya no estás en la sala: la energía que compartiste, la coherencia entre lo que dijiste y lo que vibraste, el recuerdo que sembraste.

Así que sigue eligiendo mostrarte con intención.

Pero también, elige mirar a los demás con ojos nuevos.

Porque en este mundo, todos estamos —en el fondo— haciendo lo mejor que podemos.

Y todos estamos aquí, aprendiendo a ser un poco más nosotros cada día.

✨ Con cariño 
      Paz Pimont.