Reconciliarse con el cuerpo: cómo sanar tu imagen desde el amor y el coaching neurolinguistico.

29.06.2025

Reconciliarse con el cuerpo: una práctica de amor diario

¿Y si dejaras de luchar con tu cuerpo? ¿Y si hoy empiezas a tratarlo como tratarías a alguien que amas profundamente?

Durante años, nos han enseñado a ver el cuerpo como una pieza de ajedrez que hay que mover con estrategia: moldearlo, corregirlo, vigilarlo. El espejo se convirtió en un campo de batalla, el vestuario en un disfraz y la comida en un enemigo silencioso o un consuelo culposo. En esa guerra, hemos perdido algo esencial: la posibilidad de vivir dentro del cuerpo en paz.

Pero existe otro camino.

Uno donde el cuerpo no es un problema que resolver, sino una presencia que escuchar. Donde vestirnos no es un esfuerzo por encajar, sino un acto de reconocimiento. Donde la imagen personal no es maquillaje del alma, sino espejo de una identidad en proceso. Este es el camino de la reconciliación. Y comienza con un gesto cotidiano: tratarnos con amor.

1. La raíz del conflicto: ¿por qué nos peleamos con nuestro cuerpo?

Para entender por qué cuesta tanto habitar el cuerpo con ternura, es necesario mirar el origen de la desconexión. Desde muy pequeños, absorbimos mensajes que siembran vergüenza:

  • "Eso no se muestra"
  • "Deberías  adelgazar"
  • "No te vistas así"
  • "Con ese cuerpo no vas a gustar"

Estos comentarios —muchas veces bienintencionados, otras profundamente crueles— dejan huellas en el inconsciente. Con el tiempo, nos acostumbramos a mirar el cuerpo desde afuera, juzgarlo como si no fuera nuestro. Lo tratamos como un objeto que tiene que rendir, lucir, ser útil… pero no como una parte viva de nuestra historia.

El Coaching Neurolinguistico nos invita a observar cómo esos mensajes se graban en nuestras redes neuronales, condicionando nuestra percepción. Y nos recuerda que todo lo aprendido puede ser reaprendido. Reconciliarse con el cuerpo es también desaprender el miedo y reeducar la mirada.

2. La imagen como espejo: cómo nos vestimos cuando nos amamos (y cuando no)

La ropa no es neutral. Es lenguaje, es símbolo, es refugio. Lo que elegimos ponernos cada día dice mucho sobre cómo nos sentimos con nosotras mismas.

Cuando hay juicio, el vestuario se vuelve armadura:

  • Elegimos prendas para escondernos, para que no se note lo que no aceptamos.
  • O bien, nos disfrazamos para agradar, seducir o encajar, negando quiénes somos.

En cambio, cuando hay amor, el vestuario se vuelve expresión:

  • Escogemos telas que nos acarician, colores que nos dan luz, formas que abrazan.
  • Vestirse se transforma en un ritual de autoescucha: ¿cómo estoy hoy? ¿Qué necesito? ¿Qué emoción quiero expresar?

Reconciliarse con el cuerpo es también reconciliarse con el espejo. Aprender a mirarnos sin odio, sin exigir perfección, con los mismos ojos con los que miraríamos a una niña herida: con compasión.

Coaching Neurolinguistico : reprogramar la relación con tu cuerpo

Desde el enfoque coaching neurolinguistico , entendemos que el cerebro es plástico: puede generar nuevas conexiones y crear otras formas de pensar y sentir. Esto es clave para sanar la relación con el cuerpo.

Aquí algunas prácticas que ayudan a reescribir el vínculo:

🧠 1. Reformular los pensamientos automáticos

Identifica las frases con las que te atacas ("mi panza es horrible", "no tengo piernas bonitas", "me veo horrible") y cámbialas por otras más amorosas, como:

  • "Mi cuerpo me sostiene cada día"
  • "Estoy aprendiendo a cuidarme con respeto"
  • "Mi valor no depende de una talla"

No se trata de decir lo contrario a la fuerza, sino de encontrar una narrativa más compasiva que puedas creerte. A veces, el primer paso es solo neutralizar el juicio: "Tengo panza" en vez de "tengo demasiada panza".

🧠 2. Escucha corporal diaria

Cada día, tómate unos minutos para cerrar los ojos y sentir el cuerpo desde adentro: ¿hay tensión? ¿Qué parte necesita atención? ¿Cómo se siente respirar?

Este escaneo corporal te entrena a salir del juicio visual y entrar en la experiencia interna. Te recuerda que el cuerpo es más que una imagen: es una fuente de sabiduría.

🧠 3. Ritual de gratitud

Al final del día, puedes decir en voz alta (o escribir) tres cosas por las que agradeces a tu cuerpo. Por ejemplo:

  • "Gracias, piernas, por sostenerme en la caminata"
  • "Gracias, estómago, por digerir con calma"
  • "Gracias, ojos, por ver tanta belleza"

Este pequeño acto reconfigura tu atención hacia lo funcional, lo amoroso, lo vital.

4. La herida no es tu forma: es la desconexión

Muchas personas creen que se sentirían mejor con su cuerpo si lograran cambiarlo: bajar de peso, tonificar, estilizar, etc. Pero lo que en realidad alivia no es la transformación externa, sino el vínculo interno.

La herida más profunda no está en la forma del cuerpo, sino en la desconexión con él. Y eso se puede sanar sin perder un solo kilo.

Cuando te habitas desde el amor:

  • Comes con presencia
  • Descansas sin culpa
  • Te mueves con gozo
  • Te vistes con intención
  • Te hablas con ternura

Y, desde ese lugar, muchas veces el cuerpo cambia… no porque lo odias, sino porque lo cuidas.

5. Vestirse como un acto de presencia: guía práctica

¿Y si transformaras el momento de vestirte en una meditación activa? Aquí te dejo una guía para practicarlo:

Paso 1: Pregúntale a tu cuerpo cómo se siente hoy

Antes de abrir el clóset, pon una mano en tu pecho y otra en tu abdomen. Cierra los ojos y pregúntate:

¿Cómo está mi energía? ¿Qué necesito hoy? ¿Qué me haría sentir cuidada?

Paso 2: Elige desde el cuerpo, no desde el ego

El ego elige para que te vean. El cuerpo elige para que te sientas.

Escoge lo que te ayude a estar cómoda, segura, vibrante. No lo que crees que "deberías" usar.

Paso 3: Observa cómo cambia tu estado al vestirte

Nota si alguna prenda te da fuerza, calma, libertad, sensualidad.

Reconócelo. Agradece. Estás creando una relación nueva con tu imagen.

6. Las emociones que guarda el cuerpo: ¿y si te está pidiendo algo más profundo?

A veces, la pelea con el cuerpo no es solo por la forma, sino por lo que simboliza. El cuerpo guarda memorias: de abusos, rechazos, enfermedades, traiciones, autoabandono. Cuando no se han procesado, esas heridas se expresan como autoexigencia o vergüenza.

Desde el coacheo neurolinguistico, es fundamental abrir espacio a las emociones que el cuerpo contiene. Porque el cuerpo no solo nos habla a través del dolor físico o del espejo, sino también a través de lo que callamos.

  • ¿Qué parte de ti dejaste de escuchar?
  • ¿Qué experiencia tuviste que "tragarte"?
  • ¿Qué límites no pusiste por miedo a no ser querida?

Sanar la relación con el cuerpo es también abrirle espacio a la memoria emocional. A veces, lo que tu cuerpo necesita no es ejercicio, ni dieta, ni ropa nueva. Es que lo mires con los ojos de quien ha sido herida… y está lista para volver a casa.

7. La espiritualidad del cuerpo: templo, no trinchera

Tu cuerpo es tu hogar más sagrado. No necesita ser perfecto para ser digno. Solo necesita ser habitado.

Reconciliarte con tu cuerpo no es rendirte. Es rendir las armas. Es decidir que no vas a vivir toda tu vida en guerra con tu forma. Es empezar a cultivar un vínculo de lealtad contigo misma. Es, en última instancia, un acto profundamente espiritual.

Porque cuando dejas de pelear con tu cuerpo:

  • Tu energía vital vuelve a ti
  • Tu creatividad florece
  • Tu intuición se afina
  • Tu autoestima se libera

Y entonces, sí, puedes mirar al espejo no para evaluarte, sino para reconocerte.

8. Reconciliarse es un verbo en presente: claves para una práctica diaria

Este camino no se recorre de una vez. No es lineal. Hay días de amor y otros de juicio. Pero lo importante es mantener viva la práctica.

Aquí algunas claves para hacer de la reconciliación con el cuerpo un hábito:

🌿 Cultiva rituales diarios de cuidado sin juicio

Pueden ser simples: hidratarte, elongar, ponerte crema, darte un masaje. Hazlo como si cuidaras de alguien que amas.

🌿 Deja de seguir cuentas que te hacen sentir menos

Llena tu feed de cuerpos diversos, relatos reales, voces amorosas.

🌿 Haz ejercicio para moverte, no para castigarte

Elige actividades que te conecten con el gozo, como el yoga, la danza, la natación o caminar al sol.

🌿 Elige ropa que te haga sentir, no esconder

Y no tengas miedo de probar algo nuevo si tu energía lo pide.

🌿 Habla con tu cuerpo en voz alta

Dile "te veo", "te agradezco", "te perdono", "te escucho". Hazlo con la misma ternura que usarías con tu mejor amiga.

Conclusión: Volver a habitarse con amor

La reconciliación con el cuerpo no es un destino al que se llega perfecta. Es una práctica. Un camino de todos los días. Es ese instante en el que eliges no atacarte, no compararte, no exigirte más de la cuenta. Es ese momento en que respiras y dices: "Estoy aquí. Este es mi cuerpo. Esta soy yo. Y merezco vivir en paz."

El cuerpo no es tu enemigo. Es tu aliado. Tu oráculo. Tu hogar.

Y si lo escuchas con atención, con respeto, con presencia… quizás descubras que siempre estuvo de tu lado. Esperando que volvieras a él no con exigencias, sino con amor.


✨ Con cariño
     Paz Pimont.